SE APROBÓ SU USO TERAPÉUTICO PARA LA DEPRESIÓN
La estimulación magnética transcraneal es útil en ictus
En la sesión Aplicaciones de la estimulación magnética transcraneal en la patología cerebrovascular, Miguel Alonso, de Harvard, ha dado a conocer resultados sobre el uso de este tipo de estimulación para tratar y mejorar el estado de pacientes que han padecido un ictus.
El Instituto Maimónides de Investigación Biomédica, de Córdoba, acogió entre sus seminarios habituales una sesión dedicada a las Aplicaciones de la estimulación magnética transcraneal en la patología cerebrovascular, en la que se dieron a conocer resultados prometedores de la utilización de este tipo de estimulación para tratar y mejorar el estado de los pacientes que han padecido un ictus.
Según ha explicado Miguel Alonso Alonso, de la Escuela de Medicina de Harvard, en Cambridge, hay estudios que sugieren mayores efectos positivos en pacientes con ictus en los que se trabaja al mismo tiempo tanto en el hemisferio afectado como en el hemisferio sano.
La estimulación magnética se utilizaba en los años 80 únicamente como técnica para evaluar las vías motoras; luego en los años 90 se aprobó su utilización terapéutica para tratar la depresión, y desde hace unos años se busca estudiar más aplicaciones terapéuticas de la estimulación magnética; especialmente se analizan sus efectos en los pacientes que han sufrido un ictus.
• Desde 2001 se está trabajando con pacientes de ictus a los que se estimulan los dos hemisferios, tanto el sano como el lesionado
La inducción magnética cerebrovascular, que supone estimular el cerebro de forma no invasiva, era utilizada con pulsos simples para evaluar la integridad de las vías; sin embargo, ahora parece que puede tener las claves para la mejora de las secuelas que puede dejar un ictus. Alonso recordó que en España el ictus es la primera causa de discapacidad, porque provoca otras patologías, falta de equilibrio, de capacidades mentales y problemas de movimiento.
"Se trata de ver cómo la electromagnética puede tratar la afectación motora secundaria en el ictus", aventuró Alonso, e hizo referencia al estudio del cerebro y a la modulación de las áreas de la corteza cerebral.
En los años 90 ya empezaron a utilizarse los pulsos repetitivos para tratar la estimulación en pacientes con depresión, y desde este tiempo no se ha dejado de investigar sobre las aplicaciones terapéuticas de estas estimulaciones, que pueden mejorar la recuperación funcional del sistema motor de personas con parálisis. Hasta el momento, los estudios dicen que la estimulación a personas con ictus con varias sesiones repetitivas de las áreas motoras en la corteza primaria pueden mejorar la situación funcional de los movimientos y otros aspectos, tanto en la fase aguda (alrededor de la primera semana después de padecido el ictus), como cuando son pacientes en fase crónica de la enfermedad.
Para llevar a cabo estas terapias hay dos estrategias básicas: la de inhibir o la de activar. "Si repetimos una baja frecuencia conseguimos bajar la actividad y, por tanto, se produce una inhibición de la región subyacente del cerebro, mientras que si aplicamos altas frecuencias (por encima de un herzio) se aumenta la actividad subyacente".
El objetivo es compensar las redes neuronales y el equilibrio de conexiones en el cuerpo calloso. "Hay que jugar con la plasticidad", indicó Alonso, quien hizo hincapié en el modelo de competencia interhemisférica, donde, o bien se trabaja con bloqueos que inhiben la actividad del hemisferio sano, o con la activación del hemisferio donde se ha producido la lesión.
Por vía hemisférica
Sin embargo, desde el año 2009 se está trabajando con pacientes de ictus a los que se estimulan los dos hemisferios, tanto el sano como el lesionado, obteniendo unas mejoras considerables. Se trata de una actuación por vía hemisférica.
Los sujetos sobre los que se ha actuado se encuentran en estado leve-moderado; también se ha ensayado en pacientes en fase aguda a partir de cinco días después y también en pacientes en fase crónica. "Se trata de manipular la plasticidad y buscar mecanismos de reorganización que se ponen en marcha después de un ictus para poder mejorar y regular".
Este investigador, experto en la rehabilitación y el movimiento de la mano de los pacientes que sufren ictus, subrayó que la mano está muy representada en el cerebro y puede ofrecer muchos datos de pronóstico y amplitudes, porque se puede medir la fuerza y predecir la recuperación de forma cuantitativa.
En cuanto a los mecanismos de evaluación, Alonso se refirió a los de laboratorio, que miden los tiempos de reacción, la fuerza y los movimientos, entre otros aspectos, y a la rehabilitación de la mano. Indicó en este sentido que hay medidas experimentales, como las escalas clínicas, para potenciar las relevancias, los grados que miden los Institutos Nacionales de Salud de Estados Unidos y la mejoría del índice de Barthel, que evalúa la actividad diaria de los pacientes y la repercusión personal.
Fuente: diariomedico.com