Factores de riesgo
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Podemos decir que el riesgo de padecer un Ictus depende de diversos factores, unos intrínsecos y otros extrínsecos.
Entre los factores intrínsecos o no modificables sobre los que no podemos actuar, incluimos principalmente:
- Edad: el riesgo aumenta con la edad. A partir de los 55 años se aumenta más del doble en cada década de la vida.
- Sexo: es más frecuente en hombres que en mujeres.
- Raza: los afroamericanos tienen un riesgo mayor que los caucásicos, debido, parece ser, a que tienen mayor predisposición a la hipertensión arterial.
- Herencia genética: el riesgo es mayor en las personas con antecedentes familiares.
- Presión arterial alta o hipertensión arterial: es el factor más importante y a menudo pasa inadvertida. El objetivo es conseguir cifras de tensión de hasta 140/80. El riesgo se duplica por cada 7.5mmHg de incremento en la presión sistólica.
- Diabetes: cuando la glucosa en sangre es alta, favorece el daño de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluido el cerebro.
- Obesidad: si se tiene un peso por encima del recomendado el riesgo aumenta. La obesidad suele llevar asociada problemas como el colesterol, el sedentarismo y también enfermedad coronaria.
- Niveles de colesterol altos en sangre: los niveles elevados de grasas en sangre favorecen su acúmulo en las arterias (aterosclerosis) y el riesgo de enfermedades vasculares. La aterosclerosis es la causa principal de estrechamiento de los vasos sanguíneos, llevando al ataque cardíaco y al Ictus.
- Fibrilación auricular: se trata de una arritmia cardíaca que es causa de un porcentaje elevado de Ictus Isquémicos, por embolismos de trombos que se originan en el corazón. Se asocia con edades avanzadas e hipertensión arterial, siendo el tratamiento para ello el uso de fármacos anticoagulantes.
- Anticonceptivos orales: el uso de bajas dosis de estrógenos (<50mg), parece inducir un mínimo riesgo de Ictus cuando se prescriben a mujeres sin factores de riesgo vascular; se incrementa de forma significativa, en mujeres hipertensas, fumadoras o con diabetes. De igual forma, el uso prolongado de los mismos (>de 6 años), puede asociarse a un mayor riesgo, sobre todo en mujeres mayores de 36 años.
- Hábito de fumar: el riesgo aumenta tanto en la exposición activa (fumador) como pasiva (fumador pasivo). El tabaco aumenta la formación de trombos, disminuye los niveles de HDL-colesterol (colesterol “bueno”), aumenta la presión arterial y lesiona los vasos cerebrales, contribuyendo a la progresión de la aterosclerosis.
- Uso de drogas: el uso de drogas intravenosas, cocaína, anfetaminas o marihuana aumentan el riesgo.
- Inactividad física: cada vez es más frecuente en nuestro entorno, debido a la vida sedentaria que llevamos. La práctica de una actividad física regular disminuye la presión arterial y el colesterol y, por tanto, disminuye el riesgo.
Es preciso estar pendiente a este diagnóstico ya que se suele pensar que el Ictus no afecta a personas jóvenes y por ello puede ser más difícil reconocer los síntomas de presentación, no solo por parte del paciente sino también por parte de su entorno familiar e incluso el personal sanitario, y esto tiene como consecuencia que puede llevar a un retraso del diagnóstico.
Los principales cambios en los hábitos de vida a tener en cuenta para su prevención son:
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Evitar sedentarismo y sobrepeso: practicar ejercicio de forma moderada.
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Evitar dietas inapropiadas: intentar llevar una dieta sana y equilibrada (rica en frutas y verduras, pescados y carne magra, aceite de oliva y frutos secos; evitando grasas, fritos y bollería).
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Controles periódicos de peso, tensión arterial, glucemia y nivel de colesterol.
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Evitar tabaco, alcohol y consumo de drogas (sobre todo cocaína y psicoestimulantes derivados de las anfetaminas).